5 jul 2013

EDUCACIÓN, NADA ES MAS IMPORTANTE


Por fin! Hace rato que esperaba este día, hace tiempo que quería escribir sobre esto. Hoy les voy a hablar de un tema que se apasiona, de algo que sin dudas es más que trascendente para cualquier persona, sociedad, país, región, y por supuesto para mí, la educación. Instrumento que considero como lo más “revolucionario” que puede tener un ser humano. Instrumento que considero como la columna vertebral de cualquier comunidad y de la cual se desprenden un sinfín de otras actividades, que parecieran ser más importantes que esta, pero que, si se cuestiona profundamente, siempre llegamos a la misma base.

Como decía Napoleón, “con un ejemplo se entiende todo”, y hoy quiero mostrarles el ejemplo de un país, considerado en todo el mundo como el de mejor excelencia educacional a nivel global. Se trata de Finlandia, un pequeño país ubicado al oeste de Europa y perteneciente a dicho bloque desde 1995.
No son los que más invierten en educación (menos del 7% del PIB), ni los que imponen la mayor carga horaria a los niños en las escuelas (608 horas lectivas en primaria en comparación con 875 de España). Tampoco se inclinan por dar cantidades excesivas de tarea para la casa; y, a la hora de evaluar formalmente el éxito del proceso de aprendizaje, un par de exámenes nacionales cuando los jóvenes dejan la escuela, a los 18 años, les basta. Entonces, ¿cómo es posible que los alumnos finlandeses siempre ocupen los primeros puestos en las listas internacionales que evalúan los niveles educativos?
Uno de los temas clave, según varios expertos, es la calidad de los profesores. Para ellos, el profesorado tiene un nivel de formación extraordinaria, con una selección previa tan exigente que no se compara con ninguna otra en el mundo. Sólo entra en las facultades de educación gente con notas por encima de nueve, nueve y medio sobre diez. Son muy exigentes. Se les hacen pruebas de lectura, sensibilidad artística, de dominio de algún instrumento, de comunicación. Como resultado, las universidades sólo reclutan a un 10% de los estudiantes que se presentan. Y para ejercer la docencia todos los maestros necesitan hacer una maestría.
A esta exigencia, se le debe sumar el reconocimiento que reciben.  No necesariamente en términos económicos, ya que los sueldos de los educadores no presentan grandes diferencias con el resto de Europa (según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OECD, el salario básico de una maestro de primaria es de entre US$29.000 y US$39.000 anuales), sino sociales. Los maestros son considerados profesionales académicos y tienen la responsabilidad de desarrollar su trabajo, por eso no se ejerce sobre ellos un control excesivo. Como resultado de esto, tenemos la gran cantidad de gente atraída por ser docente, ya que puedo afirmar que en Finlandia, ser docente, es un honor.
Otra de las razones por las que el sistema finlandés funciona es, en gran medida, porque la escuela es sólo uno de los engranajes del proceso educativo. Las otras variables de peso son la familia y la sociedad -de tradición luterana- donde hay un elevado sentido de la responsabilidad y donde se valora a las personas "por su formación y no por su situación socioeconómica". La mayoría de los hogares están suscritos a uno o varios periódicos y ésta es una tradición que luego se pasa a los niños.
Los medios indirectamente también ayudan al aprendizaje de la lectura, ya que todos los programas de televisión en lengua original, la mayoría en inglés, están subtitulados y eso impulsa a los niños a aprender a leer y a aumentar la velocidad lectora.
Pero también los finlandeses apuestan por la educación porque saben que como país pequeño, rodeado de vecinos poderosos como Rusia o Suecia y sin un arsenal de recursos naturales a su disposición, la cultura -su dominio en el ámbito del conocimiento- es lo que lo que les da la posibilidad de competir en una economía global.
¿Qué envidia no? No sé si envidia, pero como me gustaría que en Argentina sea más valorado el maestro, el profesor. Que se lo respete más, que tenga beneficios, que sea reconocido económica y socialmente. Que se sienta motivado por esta profesión.
Somos uno de los países que más invierte en educación en Latinoamérica -6% del PBI-, tenemos un montón de universidades públicas y cada vez se crean más. Pero tengo la sensación que no está alcanzando. No se trata tampoco de copiar y pegar el sistema entero, no funcionaria. Pero si de rescatar las cosas positivas y que tengan viabilidad en nuestro país, sus vecinos europeos lo hacen.
Podríamos empezar mejorando el proceso de selección de los maestros, fomentar más las bibliotecas públicas (en Finlandia son altamente concurridas) y sobre todo, comprometer mucho más a las familias para que contribuyan con el proceso de escolarización. Que cuando se planeen grandes reformas se incluya en el proceso a maestros y alumnos y que no sea solo un proyecto político.
En Finlandia casi toda la educación es pública y gratuita, al igual que la comida y los materiales de estudio. El promedio de alumnos por clase es de 23 chicos. Las clases son mixtas y de diferentes grados de capacidad. Se les toma un examen nacional cuando cumplen los 18 años. Durante los primeros seis años de primaria es el mismo maestro para casi todas las asignaturas. Y algo muy importante, tienen IGUALDAD DE OPORTUNIDADES.
En estos momentos donde un gran referente mundial no está pasando por un buen estado de salud, cierro esta nota con una de sus frases más famosas: “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”.
La dijo Nelson Mandela y espero que mi país, la República Argentina, la lleve como bandera siempre.